8/23/2011

¿Biblioteca VS Sala de Lectura: existe el combate?


Conozco más de un bibliotecario que se queja de los usuarios (evitar en toda manera clientes) que acuden a su centro de trabajo a estudiar y no a aprovechar el material de los fondos.

Siempre he pensado que una biblioteca es un lugar identificado por las dinámicas que en el se desarrollan: el saber, el aprender, …., la interacción con el conocimiento.

Bien es cierto que esta idea puede definir también cualquier aula universitaria o escolar, e incluso alguna sala de museo; pero esta indefinición no hace sino reforzar la pertinencia de todas estos lugares pues les identifica dentro de la familia de las “plantaciones culturales” distinguiéndose cada una por las particularidades necesarias para su función en cada momento.

Así pues me escama que se reduzca la biblioteca al préstamo de fondos, del mismo modo que me enerva que los estudiantes sólo pisen las bibliotecas para estudiar los apuntes de los exámenes. La plurifuncionalidad que ansío para un mismo espacio se topa frecuentemente con las barreras pragmáticas de esas particularidades apuntadas anteriormente. Por ello la figura de la “sala de lectura” me parece a día de hoy una vía pertinente y necesaria para afrontar los retos socioculturales de las ciudades.

Si tenemos en cuenta que la “Formación Continua” es indispensable y que en los hogares no se cuenta con los nichos de Espacio/Tiempo para poder optimizar su ejercicio, casos como el de la sala de lectura 'Luis García Berlanga' en Tetuán me parecen ejemplos a imitar. Su implantación resultaría de las más baratas en el área de cultura (hablando de infraestructuras permanentes) pues son los usuarios los que las llenan; Y su impacto en el ecosistema urbano es mucho más beneficioso que iniciativas puntuales que no están al alcance, por aforo, precio u horarios, de todos los vecinos.

Por el momento no abundan estas inicicativas, y en Madrid hay que buscarlas camufladas entre las aulas de formación tecnológica.

Evidentemente estos sitios necesitan de la transformación de los hábitos de las personas. Igual que está implantada la hora de parque, debemos implantarnos las hora de lectura, tanto para infantes como para adultos. Ese el gran reto.

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