8/28/2011

Viejo Vs. Joven ¿Sí? ¿Cómo?



Hay grandes dicotomías que mueven el mundo, cual electroimán a la inversa, estos supuestos polos magnéticos, parecen generar el campo eléctrico de la vida generan. Amor--Odio, Poder--Debilidad,…Todas ellas siempre entrelazadas con otras tejiendo un universo complejo de existencia.

Muchas veces confundimos complejidad con complicación porque no somos capaces de ver esos entrecruzamientos. En otras ocasiones no obcecamos en tratar de deshacerlos pasando por alto la más que posible posibilidad de que esos nudos sean parte de nuestra propia identidad y que desmontarlos supone reducirnos a una simplificación trivial.

Hoy me he despertado con el la china de la Juventud y la Vejez en mi zapato mental. ¿Por qué parecen enemigos irreconciliables? ¿Por qué acarrean atributos aparentemente incombinables?

Como mejor principio se me antoja imprescindibles superar la barrera fisiológica como horizonte de discusión. Todos conocemos “Viejos prematuros” y “Ancianos juveniles”. De hecho son un argumento más para ahondar en la dicotomía.

¿Y si tratamos de buscar su lugar en el mundo recurriendo a su posición respecto a otras nociones? En este caso pienso en Adulto e Infantil, cargas que solemos subsumir dentro de nuestro uso prejuicioso de la dicotomía que nos concierne. Además, para simplificar las cosas lo haremos digitalmente, es decir, definiendo dos posiciones, Oposición o Coalición, 0 y 1.

El croquis resultante de este planteamiento sería más o menos el siguiente:

Así podemos leer que si asociamos Adulto a los criterios de Vejez, no nos queda otra que asociar, y excluir de este par A=V, Adulto e Infantil.

Sin embargo, si somos capaces de asumir que se puede ejercer de adulto y ser joven, no nos veremos obligados a renegar a todo lo que a la infancia concierne.

Esto no son más que un juego de cábalas formalizadas, más o menos acertadas. Lo que me queda claro es que la juventud es una aptitud vinculada a la movilidad, la búsqueda de salidas entrando en crisis y con el riesgo de fracaso acompañado. La Vejez es así la aptitud inmovilista de conservación del estado presente de las cosas, la asumción de los males que se padecen como pago por la tranquilidad de evitar riesgos.

Sin querer, en este pequeño párrafo con pretensiones conclusorias, se han manifestado una serie de cuestiones que estoy seguro intervienen al equilibrio inestable, a esa danza cambiante en función del paso en juego, de esta pareja de baile.

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