Pasada una Pre-semana Santa riojana, una primavera adelantada y súbitamente arrebatada, múltiples ensimismamientos de vacuo rendimiento, berrinches de europea esferificidad, y pizcos de inundación de azahar, se ha dado en florecer como cerezo jerteño, sobre este alcornoque que suscribe -una prueba más del milagro- una verdad mesiánica:
Nos aferramos a epifanías en busca de transformaciones fundamentales. Perseguimos utopías genotípicas, poiéticas, en cuadráticas circulares fenotípicas.
¿Cuándo aprenderemos que combatir el síntoma no transforma el desequilibrio?
Supongo que cuando sepamos sacarle partido a els petites coses.
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