4/29/2010

Agravio comparativo

Cosas pasan, y cosas vemos pasar, aunque otras no. Es decir, lo más relevante sería ver sobre que cuestiones se escucha “hay que ver que cosas pasan!!”


Esta mañana me he despertado con el notición de la muerte de un alpinista español allende donde ni conciben la posibilidad de que exista un plato llamado Paella. Tema aparte que esta última semana, por imperativo informativo, el deporte profesional de acompañamiento al de las cámaras el césped y el balón ha sido el de tirar montaña arriba.


La semana pasada el imperativo de actualidad pasaba de un pañuelo religioso al siete en la taleguilla y su contenido carnal de un profesional de espectáculo con animales. Por cierto, espectáculos financiados directa o indirectamente por todos kisky.


Por un lado, debería alegrarme de que haya tanta conciencia social respecto a los accidentes laborales. Por otro, me da por comparar estas situaciones con mi mundo cercano.


Loco de mí, de un modo u otro acabé decidiendo enfocar mi vida profesional en el ámbito de las humanidades, y la cosa esta muy mal en este ámbito por lo que renovaciones y garantías de futuro son siempre vistas como quiméricas. Eso sí, tengo la certeza de que si hiciera públicas mis quejas, uno de los argumentos en contra, perfectamente plausible, sería: “Ya sabes como es este mundo, sabías donde te metías. Haber optado por otra cosa.”


Cierto es que este argumento va perdiendo fuerza ante la perspectiva de tener que aplicárselo al 20% de la población activa, pero lo que me contraría es el agravio comparativo noticiario de unos pocos, excéntricos –las cosas como son-, frente a unos muchos.


Y ahora, con razón, que me llamen talibán.

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