Aquí estoy reubicando la neurona en un contexto térmico inflacionario. Vamos que en Madrid hace frío y hay que ver lo que echaba de menos mi Madriz.
Esta ciudad me gusta por su impronta castiza, genéticamente obrera, porque en estos tiempos en que le orgullo de clase se ha diluido en la realidad práctica del consumo, aun se pueden encontrar manifestaciones de clase popular.
Me explico: Con el aumento del poder adquisitivo, ya sea por el aumento de riqueza o la ampliación de productos asequibles en el mercado, al margen de la oficiosa hinchada de Llamazares, se ha vuelto algo sui generis encontrar alguien que se reconozca como obrero, en su acepción proletaria.
Pero como dijo algún loco, “Por sus obras los conoceréis”. Y una de esas obras, para mi, es la peregrinación dominical al
mercadillo. Ahí es donde encaminé mis pasos, para aprovisionarme de la mejor fruta y verdura, y de paso hacerme a al idea del retorno al decorado gatuno.
Sorprendente, según lo expuesto, Madrid ha devenido Babel. Oía hablar en árabe, polaco, dialectos sudamericanos varios, rumanos,…..Por encima de todas las cabezas pude distinguir un puesto en el que vendían bufandas futboleras, y entre todas ellas, presidiendo, una que, para mayor gloria del Instituto Cervantes y del inepto de Cesar Antonio Molina, decía:
EspaÑa coÑÑÑo EspaÑa
Este es mi Madriz, un sitio tan grande que no le cierra los brazos a ningún posible fanático fundamentalista.
2 comentarios:
hablando de fúrgol... este sábado al final sí hay partido. A las 10. Esta vez te aviso con tiempo para que no te quejes :P
un abrazo!
Guapo!!!!
Tengo que ceder a la deformación profesional que implica trabajar en una editorial: la canción de Adriano Celentano que tienes en la lista de música (en el blog, a la derecha), no se escribe "La Shate Mi Cantare" sino "Lasciatemi Cantare".
Sorry, es que lo he visto ahora!!
Muaksss!!!
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