Un sueco envalado en la cuesta de Enero

Dios la cuesta de Enero ya se acaba, por su flanco menos optimista, es decir, porque acaba Enero no porque acabe la cuesta, y yo aún ando mentalmente con la neurona buscando puntos de referencia.

Tal vez por ello el destino decidió configurar esta última semana con un regusto sueco, concretamente a IKEA.

Tras un intento fallido en domingo, repetido el lunes por ser festivo en San Seastian de los Reyes, Isa y yo hicimos nuestra primera visita al nuevo IKEA Este y al Ensanche de Vallecas, todo en una misma tirada.

Las nuevas tecnologías permiten acelerar el intercambio de materia, energía e información acortando así las distancias, pero yo estoy firmemente convencido de que la existencia humana está reducida dentro de unos límites espacio-temporales que configuran nuestra realidad.

Esta parrafada, que huele a Punset, viene a raíz de cómo el cambio de decorado puede afectar mucho más a la percepción de las cosas que le cambio en sí de ellas mismas.

Eso si, el montaje nos ha dejado con ciertas agujetas, y montar la Expedit del televisor es como la pantalla final del Brain training.