Demostrado científicamente, salvo en condiciones de programa turístico, para ser persona necesito dormir 2 noches en la misma cama. El experimento lo realicé entre el 23 de Diciembre y el 3 de Enero, y os lo resumo con un dibujito como esos que salían en Indiana Jones.
Me despedí de París para pasar una noche en Madrid y salir camino de La Vila Joiosa para cumplir con las festividades navideñas. Vuelta a Madrid y salida hacia Córdoba para, por fin, recomponer parcialmente mi armonía astral, y cargar baterías para las siguientes etapas a base de tortillita de la mezquita y salmorejo. A estas alturas de la partida ya había apagado todos los mecanismos de reflexión y me limitaba a las tareas de gusto y disfrute.
El 28 regreso en coche a Madrid, haciendo un alto en Ciudad Real para en hacer la última parrilla chorizera del año y comprometerse a posteriores estudios analíticos de la ruta de tapeo del lugar. Tras la cena de colegas de “79’y aledaños” de esa misma noche entramos ya de lleno en la preparación de la estancia en la casa rural de Olmeda de Cobeta. En este paraje del Alto Tajo pasamos las noches del 30 y del 31 tomando nota de los sitios que en primavera volveremos a buscar para disfrutar del agua, y marcándonos unas pantagruélicas cenas.
El primo giorno del año, ya en “modo a prueba de fallos”, regreso a Madriz donde nos esperaban un par de días adecentando el cubil y preparando el siguiente desembarco, esta vez en Roma el día 3.
A fecha de hoy escribo, dentro de una paulatina recuperación de mis facultades, desde una Roma castigada por 2 días de perenne aguacero y divisando un pequeño periplo a Florencia antes de regresar definitivamente a la capital del casticismo.
1 comentario:
Envidia que me reconcome ante tus periplos viajeros... Estoy echando mucho de menos vivir out of Spain coño...
Mil besos, te escribo pronto!
Publicar un comentario