10/22/2007

Al sol de una final

París debe ser una de las pocas ciudades del mundo donde el Sol no calienta

Ahora sé porqué los parisinos tiene tan mala baba, porque tienen que cargar con la vergüenza histórica de ser una villa estafada. Si Atenas se favoreció en dones de la competición entre Atenea y Neptuno por ser su divinidad protectora, los parisinos dilapidaron su capital para comprar un sol que apaciguara las contrapartidas de la humedad del río, y LES TIMARON.

Este fin de semana ha hecho un sol de puta madre, y aun así el frío se te cogía al pecho como una ladilla a la intimidad de La Potota. Pese a lo cual, no he faltado a mi cita con el turisteo, y con la zapatilla.

Rumiando mi última lectura “El síndrome de Ulises, y con la misión de prevenirla necesaria compra un abrigo más recio, comencé el periplo desde la Iglesia de la Madeleine ( cacho de templo para una ex-meretriz!!!!) que tiene toda la apariencia de un templo clásico. De ahí a Sant. Lazare echando un ojo a las tiendas, y apercibiéndome del lujo del que pueden ostentar por estos lares.

Siguiendo la ruta del lujo, pasé por la Opera, que bebe directamente del espíritu barroco de Viena, de tal modo que, aún en obras como está, impresiona. Y tiro porque me toca, Place Vendôme (un tele-transporte imaginario a Piazza colonna) que me permitió decir que he estado en el meollo del consumismo elitista europeo; creo que solo en Ámsterdam, donde tallan los diamantes, hay más joyas.

Salí a Tullerías, que en esa mañana soleada estaba lleno de turistas haciendo tiempo antes de la final de Rugby y papas con crio. Vamos el espiritu del Retiro en sus mejores tiempos. De ahí caminito a Chatelet y el Hôtel de Ville , deambulo hacia St. Michele para luego recuperar un rumbo fijo Bastille, Gare de Lyon, Chez Lexu.

Por el camino, encontré un rinconcito mágico a espaldas de Notre Dame donde un músico callejero tocaba bosanova y el sol parecía coger fuerzas.

Yo creía que ya me había ganado el jornal, pero hubo más por la noche, tras estar en una fiesta-disco en un bateau (barco), que nos dio incluso una vueltita por el sena. En esta fiesta comprobé los habitos de relación del Erasmus común y pude contrastar con aborígenes cuan torpe es mi boca hablando francés. El caso, que cuando salí del garito, todos los taxis estaban ocupados por ingleses o africaners beodos que venían de ver el partido, y la caminata hasta el noctilien más cercano, en Arco del Triunfo, no fue leve.

Por ahora, cambio y corto, cortito, jejeje.

2 comentarios:

kykoche dijo...

joer, tio, menuda envidia cuando leo estas entradas tuyas... yo habré viajado bastante (y espero seguir haciéndolo durante mucho tiempo), pero aún no conozco París!! y al leerte se me cae la baba ;)

las chorradas que tiene mi blog son fáciles de poner, tú pide y yo te cuento cómo añadirlas.

un abrazo!

pd: este finde pasado empezó la liga de F7... nosotros descansamos-jejeje.

Anónimo dijo...

Vaya pateo que te pegaste cariño. Yo lo hubiera hecho a tu lado con los ojos cerrados, ahora que Roma se nos ha hecho pequeña tendremos que atacar la ciudad del sol helado