En mis oídos se ha trascrito por: La solución no se tiene, se busca.
Parte de mi trabajo gira en torno a las nuevas posibilidades que se abren con la tecnología. Quien me conozca bien sabe que no soy un manitas, ni precisamente un nerd, pero como que amanece cada mañana, es un hecho que cada día más la herramienta define el trabajo y el producto resultante.
Otra parte resultante de mi trabajo es evangelizar a nuevas gentes en las bondades y mecánicas del trabajo digital. En este sentido hay dos sucesos reiterativos que me llaman la atención:
b) La casta académica opta por el camuflaje tras los aspavientos afirmativos
Ambas posturas redundan, en cierto modo, en un mismo leiv motiv: “como no lo sé hacer, no existe”; y acusan a los adelantos tecnológicos de impedirles realizar sus tareas.
La tecnología es una palanca, usada correctamente aumenta tu capacidad resolutiva, pero para eso hay que estudiar y comprenderla, usada erróneamente entorpece. Así que volvemos a estar como al principio:
la solución no se tiene, se busca. Lo jodio es asumir que somos caminantes que nunca llegaremos a nuestro destino.
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