12/16/2009

Relativismo relativo divergente

Hay cosas muy tontas de las que no nos damos cuenta cuando las estudiamos, pensamos, realizamos, pero que una vez metidos en harina y con la obligación de explicárselo, con unmínimo de coherencia, a alguien nos parecen indispensables para entender el mecanismo del mundo.


Ahora, que estoy en el culmen del ajetreo docente de este cuatrimestre, me doy cuenta que es fundamental centrarse en estos pequeños ejes que obran el milagro de hacer girar la rueda, en lugar de perseguir cada uno de los giros de ésta.


Supongo que estoy descubriendo otra vez el Mediterráneo exponiendo el principio fundamental del trabajo de los psicoanalistas, pero es importante que cada uno descubra sus mares; ¿No?; y no hay tanto mundo, o no somos tan diferentes, para que haya mares particulares para todos.


Cambiando de tercio completamente.


Me encantan los sofismas, en especial los del género: “Sólo hay una gran verdad, Nada es verdad”, o la versión Einsteniana, “Sólo hay un absoluto, todo es relativo”.


Y me gustan porque todo lo que tienen de sofista, falaz y rompecabezas, lo tienen de prácticos a la hora de explicarnos. Un ejemplo: por más que estés en desacuerdo, y enervado, con la gestión de los actos y los sentimientos que haya realizado un colega, no puedes dejar de desear lo menos malo a los suyos. Así sean Dudek o Check.


Tercer cambio de ritmo.


Estoy inquieto por el enésimo retraso en el desarrollo de la Tesis. Siempre aparecen cosas urgentes que relegan a las cosas importantes. Ahora, proyectos de investigación semi-privados, compromisos académicos varios en los que hay que enredarse para asegurarse una plaza en la pole position del futuro y la gestión de la cotidianeidad que da para 1001 relatos de ciencia ficción, 3012 kafkianos y un par de novelas de realismo mágico.


A veces me da por mirarme en el espejo y me veo cara de Prometeo.


Aunque todo parece un marasmo, siempre hay un indicio de que las cosas pueden marchar en algún aspecto, con decir que voy a tener un becario a mi cargo. Eso si aun no ha llegado a tanto la cosa como para entonar el Me siento bien”.


En esas lides y dinámicas me veo, en lo inmediato, tratando de cómo funciona Doodle, Google Docs, Google wave, Podcast,..., y sobre todo, qué utilidad sacarles a la docencia a distancia.


Para finalizar, quiero dar a conocer mis promesas de año nuevo para que así la reprobación pública pueda infundirme miedos y ánimos, que desemboque en el cumplimiento de las mismas (últimamente tengo algo en mí que me saca un editor de textos legales):


-Cuidar a mi familia.

-Cuidar más a los amigos.

-Ser el Titán de la Tesis.

-Disfrutar de las cosas.

-Ilusionarme con las cosas.

-Aprender a decir no sin ladrar.

-No apretar los dientes mientras estudio.

-Tabletear, algo, el abdomen.

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