3/28/2011

Lobby: ¿privatización política o soborno encubierto?

Aquellos que están sumidos en las potencialidades comerciales de la privatización ingente ven campo abonado donde otros ni siquiera lo olfatean. Junto con iniciativas referentes a la sanidad, la educación,…., también se mira con buenos ojos abordar el terreno de la política.

Se supone que los partidos políticos son organizaciones públicas. Digo que se supone porque en las prácticas no lo son, a pesar de que son públicos su función e ingresos - los declarados hasta el momento hasta que nazca una quimérica una ley de financiación de partidos (Eso sí es un caso de aborto Rouco ¿Por qué no te pronuncias?). Este perfil público, que reclama transparencia y vocación de servicio a la ciudadanía, en la expresión de sus voluntades, en los foros pertinentes, resulta incómodo con el que-hacer cotidiano realmente alejado de esa masa electoral y más volcado con los que de verdad saben. Los que manejan; ¿que qué manejan? Pues dinero qué iba a ser.

Para esta tarea política verdadera se ha inventado un agente que legalice y legitime la subversión del juego en pro del interés general: Los lobbys. Que se autopresentan de esta guisa.

Pues bien, este ejercicio de sofística me parece que no encubre que de este modo sólo los intereses con posibles para pagar los “servicios” del lobby serán atendidos. He aquí la privatización de la política.

De este modo, no hay que romperse las vestiduras si al final pasan cosas como éstas protagonizadas por Pablo Zalba Bidegain .

“Un eurodiputado del PP enmienda una ley al dictado de un lobby”

Corolario: En el caso de Miki Roqué una clínica privada colabora tratando al futbolista a precio de coste. Precio de coste quiere decir que se paga el salario del médico, la enfermera, el uso de las maquinarias,…, ¿qué queda fuera? El beneficio de los propietarios del hospital que no vana realizar ningún servicio. Es decir, que por sanar hay gente que gana dinero sin hacer nada.

Si en la oposición público vs privado aceptamos el argumento de que en lo privado se actúa con mayor diligencia, es porque asumimos que al trabajar para el sector público vamos a relajar nuestro compromiso con la profesionalidad. Visto así, el problema no lo tienen las instituciones públicas, lo tenemos nosotros que somos incapaces de desempeñar nuestras tareas sin la supervisión de alguien o algo.

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