12/15/2010

Inmovil, Quieto, Parado.


Me comenta un amigo canino- de esos que tienes porque los respectivos canes son compañeros de parque y amigos- autónomo, que se están pensando vender (malvender) una furgoneta (de las 2 que tiene) su miniPYME para afrontar las deudas con otra miniPYME. Y todo porque
una tercera PYME, o mejor dicho, un Empresario, les adeuda 4000 euros en horas de trabajo.

Hablando en términos empresariales puede parecer poco, cantidades baladíes, pero no lo son tanto si suponen el desahucio de tu casa, la falta de alimento en tu nevera,….

Dicho empresario también aduce que otro de su misma calaña le adeuda el pago con el que pensaba afrontar sus obligaciones.

Cada vez es más frecuente la sensación de que este “entramado económico social”, al que me referiré como país, poco a poco, se está parando. Se está quedando quieto, literalmente, sin hacer nada.

Es fácil apercibirse de cómo en las esquinas de los barrios obreros proliferen grupos de gente que no hace nada. Que se juntan a matar el tiempo, primero charlando, después ya, compartiendo alguna litrona a escote, pues no está el presupuesto para cañitas.

En este contexto donde el dinero no fluye, algunos, que se creen empresarios pero no asumen el riesgo de serlo, se aprovechan de la situación para, de facto, imponer condiciones laborales de sobra reconocidas -incluso por ellos mismos- abusivas y fraudulentas. Éstos, se erigen como empleadores, que no como contrastadores, pues no remuneran el trabajo encargado, ni actúan a la luz del derecho mercantil.

Ante el acecho de estos furtivos se esquilma la confianza dentro del mercado laboral y se prefiere el holgazaneo y la subvención. Mejor cobrar por no hacer nada que resultar estafados en el uso de la fuerza de trabajo.

Y dentro de esta misma lógica, dejando al margen el amor propio, no resultaría extraño que pudiera llegarse, en progresión, a la caridad y el pillaje. Esto es, buscarse la vida con pillerías y no con el trabajo remunerado.

La administración pública no está al margen de esta demagogia del miedo en lo laboral, pues por el mismo sueldo, se tiende al menor esfuerzo y al chanchulleo. (Me acabo de enterar del pequeño sistema de estafas del encargado del servicio de correo postal de la universidad)

No mencionemos el mundo de connivencia entre administraciones públicas y empresas privadas porque ahí sí que podemos decir que TODOS están pringados.

Puede parecer un panorama apocalíptico, abonado a las tragedias, pero es más cercano de lo que se os antoja.

En otro orden de cosas, la vida sigue con su proceso de recombinación

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