1/01/2009

Al asomarse

Este año, mejor dicho este tránsito de año, más que nunca se ha repetido la consigna de entrar en el nuevo año, de encarar el futuro, con optimismo.


¿Y de qué otra forma podemos afrontarlo si no?


Si presagiásemos lo peor, como no somos tontos, nos quedaríamos quietecitos donde estamos para no arrimarnos ni una mijita más al precipicio.


Dado que en esta cuestión interviene el Tiempo, y sus normas (a diferencia de la ONU, Ejmp.2) sobre Pasado, Presente y Futuro tienen fuerza inexorable, no ha a lugar la opción de aferrarse al “presentismo” para evitar hacer realidad nuestros temores. Porque el Futuro es una montaña que sí va a Mahoma.


Ya que la incursión en el porvenir es impepinable, no queda otra que cargar la mochila de optimismo.


Lo curioso es que, cuando se está tan seguro de que el paso a adelante va a tener fatales consecuencias, la mochila no se carga ya de optimismo sino de Esperanza. Con la Esperanza corremos el riesgo de desplazar d nosotros la búsqueda de proyectos soluciones, y avanzar al son de música ajena.


Y cuando estemos bailando ¿qué recordaremos del 2008? 1 2 3.

No hay comentarios: