CFC

Todo el mundo tiene esos pequeños catalizadores personales, en mi caso uno de ellos es Jorge Drexler. Luego existen algunos catalizadores “de serie” para el genero humano. Uno de estos últimos es el Sol, y es que ha bastado que amainara Eolos y Helios regalase unas sonrisas para que el barrio se activase.

En mi caso ha sido el Sol, la música de Jorge Drexler y reencontrarme con un sitio fecundo de trabajo lo que me ha llevado a retomar el teclado. Andaba mústio por unas molestias en los tobillos, por una gripe estomacal y por la condensación de trabajo urgente que desplaza al importante.

Tampoco es que tenga grandes cosas que decir excepto que el Mundo parece haberse instalado en la locura cotidiana de convivir con la catástrofe hacia la que trotamos, si no alegres, si al menos resignados. A lo máximo exhortamos algún ruego hacia un héroe salvador, al tiempo que eludimos cualquier responsabilidad. Esta clase de pensamientos hacen sentir a uno viejuno. Por otra parte, quién no se consuela es porque no quiere. Yo por ejemplo, me consuelo con una combinación de CFC.

Comiendo: mejor dicho, degustando los “Sabores Patagónicos” en un homónimo local, al lado del metro Cartagena donde me hinche de comer empanadas y postres al estilo del cono Sur. (y por poca plata, visté)

Fútbol: leyendo, como siempre, a Enric Gonzalez. Y mal-bien jugándolo, de esto lo más importante es la sensación de participar de un Todo organizado para alcanzar un objetivo.

Cine: y no es que esté contribuyendo a mitigar la huida de las salas de cine, NO. Es que me estoy surtiendo de la Biblioteca universitaria para atacar títulos postergados desde hace tiempo ¿Alguna sugerencia? Por el momento reseñar Mediterráneo, y Luna de Avellaneda.

Será porque son dos películas asentadas en lo agridulce de la felicidad asomada y no encontrada; Será por la heroica supervivencia en un entorno que se desmorona o que avanza sin atender a nuestros deseos; Con ambas me ha devenido la sensación de que siempre hemos estado frente al mismo problema ¿Cómo encarar e futuro? Porque

Todo tiempo pasado es peor,
No hay tiempo perdido peor,
que el perdido en añorar.

Jorge Drexler